El litio es el estándar en almacenamiento residencial, pero no todo litio es igual. Aquí comparas el LiFePO4 “clásico” con las variantes más nuevas y otras químicas populares, para saber qué conviene hoy.
1) LiFePO4 “clásico” (LFP)
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Por qué se hizo popular: muy seguro, estable térmicamente, miles de ciclos y casi sin mantenimiento.
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Límites de primera hornada: densidad energética moderada, rendimiento flojo en frío, C-rate contenido.
2) LiFePO4 de nueva generación (mejoras 2023–2025)
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Qué mejoró:
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Más ciclos y mejor tolerancia a descargas profundas.
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Mejor baja temperatura (packs con auto-calentamiento y BMS más listos).
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Mayor densidad energética (optimizaciones en cátodo y empaquetado).
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Integración: módulos apilables, comunicación cerrada con inversores y apps maduras.
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Para quién: uso diario, respaldo, durabilidad a 10+ años.
3) LMFP (LFP con manganeso)
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Qué aporta: un “empujón” de densidad energética frente a LFP, manteniendo buena seguridad.
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Para quién: cuando el espacio importa, pero sin irse a químicas más sensibles.
4) NMC / NCA (alta densidad)
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Pros: más Wh/kg, cargas rápidas.
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Contras: menor vida útil y más sensibles al calor que LFP; requieren gestión térmica estricta.
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Para quién: equipos donde el peso/volumen mandan y hay buena ventilación/gestión.
5) LTO (litio-titanato)
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Pros: ultra-ciclos (10–20 mil), cargas muy rápidas, excelente desempeño en frío.
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Contras: poca densidad energética y costo alto.
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Para quién: aplicaciones exigentes (operación 24/7, climas extremos).
6) ¿Y lo que viene?
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LMFP mejorado, celdas más compactas y BMS más inteligentes.
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Estado sólido (en desarrollo para consumo masivo).
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Sodio-ion (no es litio, pero ojo: puede abaratar sistemas de gran capacidad en climas templados).